Exposición

David Colinas pintor

Colinas de carbón

Pozo Julia, una mina de carbón abandonada pero aún cargada con todas las historias de aquellos que la transitaron, protagoniza ahora una reconversión, aunque en este caso no esté encaminada a nuevas extracciones de mineral. La mina, en las que los martillos de picar dejaron de oírse en 1991, se convierte en una especie de monasterio laico para acoger obras, mis últimos trabajos, emulando las celdas que alojaban frescos renacentistas.

Una idea que hace años me rondaba por la cabeza y con la que cumplo mi deseo de sacar el arte de las paredes de una galería para fundirlas con la vida real, en este caso ocupando un conjunto fabril.

No se trata de profanar un espacio sagrado para mí, que ha sido testigo de tanto trabajo y algunas desgracias; sino de reinventarlo con otro uso esperando así que esta ocupación sea la primera de otras muchas. Mi propuesta nace desde el respeto y la admiración más absoluta a una forma de vida tan dura como desconocida fuera de las cuencas mineras.

Pozo Julia es un lugar donde se funde la vida con la muerte, el drama con la esperanza, la lucha con la resignación, la oscuridad con la luz… Y creo que no podría encontrar mejor rincón donde presentar mi obra. Un lugar que alimenta el alma.